Desechos electrónicos y autodestrucción: ¡debemos hacer más!

Marvin G. Soto
4 min readApr 20, 2021

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Image: Aline Tong/shutterstock.com

Los desechos electrónicos en potencia están a tu alrededor; justo allí frente a ti en la pantalla en la que estás leyendo esto, la tableta que usas para transmitir programas, la lavadora y la refrigeradora inteligente de tu casa. Está ademas formándose en las fotocopiadoras, impresoras, consumibles y equipo de computo, equipo electronico diverso y servidores de tu lugar de trabajo o de tu casa.

Si, se trata del mismo equipo que está alimentando tu acceso a Internet, desde sus fuentes de poder, el teclado, el mouse, hasta tu enrutador inalámbrico.

Estamos hablando de dispositivos grandes y pequeños, desde un iPod obsoleto que se encuentra en la parte posterior de un cajón que se tira a la basura, hasta el centro de datos de tu compañia, lleno de equipos que han llegado al final de su vida útil.

Toda esta basura electrónica que estamos generando con mayor intensidad en las últimas décadas, se ha convertido en uno de los mayores problemas ambientales que enfrenta el mundo, sea que se envíen incorrectamente a vertederos de basura o se procesen adecuadamente para que sus partes puedan reutilizarse, igualmente, su eliminación tiene un costo tóxico altísimo para nuestra tierra, para nuestra agua, para nuestro aire y tambien por consecuencia para todos los humanos que habitamos en ella.

Image: unocero.com

De hecho, no está completamente cuantificado el volumen de desechos electrónicos que se vierten cada año, pero su impacto sí que lo está y es evidente en el cambio climático y en el deterioro de los recursos terrestres cada vez más acelerado. A medida que la tecnología evoluciona, el problema se agrava con la aparicion de innumerables y nuevos productos.

Los desechos electrónicos se dividen –según una iniciativa de la ONU-, en seis categorías:

1. equipos de intercambio de temperatura (refrigeradores, aires acondicionados).

2. equipo de visualización (pantallas, monitores, etc.)

3. equipo de iluminación (lamparas fluorescentes, bombillas incandecentes, luces led, etc.)

4. equipos grandes (lavadoras, fotocopiadoras)

5. equipos pequeños (cámaras, altavoces inteligentes)

6. equipos pequeños de TI y telecomunicaciones. (teléfonos, enrutadores, conmutadores).

La cantidad de desechos electrónicos vertidos es incalculable principalmente porque no están documentados.

Recordar que los dispositivos electrónicos están integrados a todas las facetas de nuestras vidas, tienen un ciclo de vida corto, algo a lo que han llamado la obsolescencia programada o “media time before fail (MTBF)”.

Cuando llega el momento de reemplazar un producto, rara vez se elimina de manera que limite su impacto en el medio ambiente, a pesar de que el 71% de la población mundial se rige por algún tipo de legislación sobre tratamiento de desechos electrónicos.

Ya de por sí, pensemos en lo complejo que es reciclar nuestros desechos más manejables (plásticos, cartón, papel, latas, etc.). Los humanos no entendemos la logica de este asunto y además, nuestra cultura es deplorable, por lo que agregar teléfonos celulares, cargadores, computadoras, monitores y toda suerte de dispositivos a la mezcla, propulsa lo abrumador de la lucha.

Image: pinterest.com

Sumemos a esta mezcla kamikaze las baterías de litio de linternas, controles y juguetes y para exponenciar la hecatombe, ahora las baterías recargables –que igual tienen vida útil y deben desecharse-, de bicicletas, patinetas, scooters, motocicletas y autos… agreguemos la basura espacial. ¡hecatombe!

Por lo tanto, la cantidad de dispositivos electrónicos y derivados que se encuentran en las montañas de basura a cielo abierto, es simplemente descomunal y además desconocida.

Según un informe de “The Global E-Waste Statistics Partnership”, se calcula que solo en 2019, el mundo produjo 53,6 megatoneladas de desechos electrónicos, y menos del 18% de eso se documentó, trató y/o recicló.

¿En qué clase de vertedero incontrolable y suicida estamos convirtiendo el único lugar en que hemos podido habitar?

Vamos a ponerle más sal a esta longeva y letal herida… pues las estadísticas de la tasa de producción de productos electrónicos ha superado la velocidad a la que han crecido los esfuerzos de reciclaje, lo que convierte el tema en la clasica lucha de “la oveja amarrada contra el leon suelto”.

Es un problema cada vez mayor. Considerar que es comun que los desechos electrónicos se mezclen con otro tipo de basura y toda la caldo de cultivo quimico termina en un vertedero o bien en un incinerador.

En fin, de cualquier manera, se liberan elementos tóxicos, los cuales incluyen mercurio, plomo, cadmio, arsénico, berilio, talio, retardadores de llama de bromo, clorofluorocarbonos, hidroclorofluorocarbonos, cobre, silicio y un sin fin más.

Estos tóxicos se filtran en el suelo y el subsuelo, lo contaminan y finalmente, los grandes cuerpos de agua son alcanzados, provocando la contaminación de la cadena alimentaria y del agua potable que ya sabemos que es un recurso agotable y cada vez más escaso.

Si se incineran, esos desechos electrónicos liberan un gas altamente cancerígeno llamado dioxina y contaminan el aire.

Si, asi como se oye, se exponencia la contaminación a cielo abierto, ademas de todo lo que pisa nuestros pies y también el espacio exterior.

Mientras tanto, aquí en nuestros hogares seguimos ejercitando el consumismo –que no es otra cosa que adquirir lo que no necesitamos, gastando lo que no hemos ganado o lo que no tenemos-, llenando las insaciables fauces de las grandes corporaciones; que dicho sea de paso no parecen verse por ningún lado contribuyendo con el desastre que desencadenas o asociándose con programas como por ejemplo PowerWells, que sigue siendo una oportunidad perdida en muchos frentes.

¡Reflexionamos! ¡Actuemos!

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Marvin G. Soto
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Written by Marvin G. Soto

Pensador, innovador, luchador, enamorado de su profesión, apasionado por las letras… de dificil renunciar y lejano a rendirse…

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