Cibervigilancia y geolocalización…

Marvin G. Soto
6 min readJun 5, 2020

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En diciembre del 2019 el New York Times, realizó un meticuloso trabajo de opinión titulado “Doce millones de teléfonos, un centro de datos, cero privacidad”. Una investigación sobrecogedora y alarmante más allá de toda expectativa.

En ella lanza una alarma espeluznante “One nation, tracked”, una investigación de la industria del seguimiento de teléfonos y dispositivos inteligentes, ósea de personas. Y es que, cada minuto de cada día, en todas partes del planeta, docenas de compañías, en gran parte no reguladas, poco escrutadas, registran los movimientos de decenas de millones de personas con teléfonos móviles y almacenan esa información en archivos de datos gigantes.

Para el trabajo de opinión “The Times Privacy Project” obtuvo uno de esos archivos, por mucho; el más grande y más sensible, jamás revisado por periodistas. El archivo contenía más de 50 mil millones de pings de ubicación de los teléfonos de más de 12 millones de estadounidenses mientras se desplazaban por varias ciudades importantes, incluidas Washington, Nueva York, San Francisco y Los Ángeles. Cada pieza de información en este archivo representaba la ubicación precisa de un solo teléfono inteligente o persona, durante un período de varios meses entre 2016 y 2017.

Cual si se tratara de una teoría de conspiración, en 1984 George Orwell publica la novela «El Gran Hermano nos está mirando«, aseverando en ese momento, hace 36 años que «lo más característico de la vida moderna, no era su crueldad, ni su inseguridad, sino sencillamente su vaciedad, su absoluta falta de contenido«. Una clara alusión a lo manipulado de la información y a lo falso del contenido, una ironía que hoy llamamos desinformación.

Relata Orwell en su novela que nada cambiara mientras el poder siga en manos de una minoría privilegiada. Una minoría con el poder de infligir dolor y humillación. Las antiguas civilizaciones sostenían estar fundadas en el amor y la justicia. La nuestra se funda en el odio, en la fractura social y las luchas ideológicas, en la separación de minorías adineradas y todas pudientes y de las mayorías desprovistas y manipuladas. Así se ejerce el poder para destrozar la mente humana y luego darle la forma que se escoja. Es allí cuando empiezas a entender qué tipo de mundo estamos creando. Un mundo que se hará más despiadado a medida que se vaya puliendo.

El control de la sociedad, la vigilancia, la destrucción de la mente humana en la búsqueda de darle la forma que esa minoría escoja y lo que han denominado el nuevo orden mundial, cual sea, lo estamos viviendo. Las redes sociales como armas de recolecciones de datos, de usurpación a la privacidad y como armas de manipulación masiva… el poder de generar contenidos a la medida y de entregar contenidos con fines puntuales, llevado a los individuos a través de pequeños pandemonios o tamagotchis que nos tienen atados, consumido nuestro tiempo y nuestra libertad, nuestra privacidad.

Sé que suena a ficción o fantasioso, lo se… Orwell miraba hace 36 años al futuro en su novela, tanto como veían “Viaje al centro de la Tierra”, una novela de Julio Verne publicada el 25 de noviembre de 1864 o “Viaje al fondo del mar” serie de aventuras submarinas y ciencia ficción de 1960 y creada por Irwin Allen o “Viaje a las estrellas” una serie creada en 1966…

Ahora que enfrentamos esta crisis global y vemos la masificación del uso de los GPS en los dispositivos móviles, tenemos más claro que todo parece encajar dentro de un gran rompecabezas construido paulatinamente por grupos de poder.

Y es que, sin duda, la seducción de estos productos de consumo es tan poderosa, que nos enceguece y preferimos los beneficios de la tecnología en contrapeso a la invasión de la privacidad.

En nuestro mundo no caben hoy días más emociones que el odio, la rabia, etc. Todo lo demás está siendo destruido… Todo. Decía Orwell, “el Partido quiere tener el poder por amor al poder mismo. No interesa el bienestar de los demás; sólo nos interesa el poder”.

Desde entonces, George Orwell, tendría una visión acerca del no muy lejano futuro. Con temas como: La libertad, la manipulación, la organización, el enfrentamiento desigual del individuo contra el sistema, el amor, la confianza, «El Gran Hermano nos está mirando» es una gran novela que parece aumentar la fuerza de su contenido al paso de los años. Incluso se aventuró George Orwell a decir: «En tiempos de engaño universal, decir la verdad se convierte en un acto revolucionario». Hecho tácito que lo vemos en la represión por la protesta razonable.

Hoy parece perfectamente legal recopilar y vender información de las personas. Describir el dato de la ubicación como anónimo, es un reclamo completamente falso que ha sido desmentido en múltiples estudios. Por ejemplo; Paul Ohm profesor de derecho en el Centro de Leyes de la Universidad de Georgetown dijo: «La información de geolocalización longitudinal realmente precisa, es absolutamente imposible de anonimizar«. La razón es simple, el dueño del dispositivo es una persona plena del derecho a la privacidad. Los puntos por donde se mueve diariamente pueden hablar de relaciones matrimonios vacilantes, evidencia de adicción a drogas o el registro de visitas a centros psicológicos, hospitales, centros de abastecimiento, etc.

Se trata de dar seguimiento a un individuo en abierta violación a sus libertades fundamentales, se trata de un humano real en el tiempo y en el lugar, es como leer el diario o las notas privadas de otra persona, ósea; una invasión descarada e impune a su privacidad y parece que ninguna ley limita lo que se ha convertido en un vasto y lucrativo comercio de rastreo humano.

Como sociedad, estamos eligiendo simplemente con una fe desenfadada en beneficencia de los corporativos, a entregar nuestra privacidad cual si fuese una baratija. Incluso, en casa en una escala más pequeña, pero no menos importante, permitimos la triangulación de nuestros bienes a través de servicios de acceso inalámbrico a Internet en la domótica a través de artilugios conectados como “werables”, asistentes virtuales, etc. Y así, las empresas que recopilan toda esta información sobre tus movimientos, justifican sus negocios en base a tres reclamos: las personas consienten en ser rastreados, los datos son anónimos y los datos son seguros.

Sí, los datos de ubicación contienen miles de millones de puntos de información no identificables, como nombres o direcciones de correo electrónico. Pero es un juego de niños conectar nombres reales con los puntos que aparecen en los mapas. Tan solo considere su viaje diario de la casa a su trabajo: ¿viajaría cualquier otro teléfono inteligente directamente entre su casa y su oficina todos los días?

Existen ya, incluso para el consumo masivo aplicaciones de geolocalización o cibervigilancia, muchas de ellas bajo el prefijo de «Geofence». Me he dado a la tarea de ver las que aparecen en la tienda de App de mi movil y he visto algunas tales como: Geofence, Geofence Warrants, Geofence Alerts, Find My Kids, Plutocon Geofence, mGeofence, Geofence Track, Geofence Smart Cookies, entre otras.

La Cibervigilancia tiene tanto para correlacionar con la datificación a la diariamente estamos sometidos, que hoy día la construcción de gemelos digitales, con conductas, hábitos, gustos y preferencias casi precisas de ti, es un juego de niños.

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Marvin G. Soto
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Written by Marvin G. Soto

Pensador, innovador, luchador, enamorado de su profesión, apasionado por las letras… de dificil renunciar y lejano a rendirse…

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