El auge de los criptoactivos, en un mundo futuro de dinero electrónico.
En un mundo digital, inundado de cámaras de eco y de pensamiento binario, las criptomonedas y el dinero electrónico son temas diversos que polarizan la opinión pública.
A pesar de las llamadas para prohibir las criptomonedas y más de 400 obituarios de bitcoins que se han escrito desde 2012, el aumento de los activos digitales continúa ganando impulso mientras las tasas de interés ofrecidas por las instituciones financieras tradicionales continúan disminuyendo a un ritmo alarmante.
En nuestra región hemos sido testigos de la Ley Bitcoin en el más pequeño país centroamericano, el cual da luz verde a la puesta en escena del Bitcoin como moneda de pago valida y aceptada entre la oferta actual de formas de pago.
De hecho, hoy El Salvador amanece con el Bitcoin como moneda de curso legal en medio de innumerables dudas y rechazo generalizado de la población, que prefiere el dólar como su moneda principal a la hora de comprar sus bienes y servicios.
En otras latitudes, como España, el Bitcoin se ha abierto paso poco a poco, saliendo de los ámbitos reservados del mundo web o del oscurantismo inicial, según sus detractores, de la red Tor.
Coinbase (EEUU) y Binance (Malta) han trabajado fuertemente en cumplimiento de postulados como: “Conozca a su Cliente” (KYC) para superar una de las barreras más densas que han enfrentado las criptomonedas frente a la centralización impuesta por gobiernos, corporativos y banca tradicional, a decir: “el anonimato”.
Recordar que los bancos han sido los guardianes de los servicios financieros desde que todos podemos recordar, y evitar sus servicios es casi imposible. Muchos creemos que blockchain y las criptomonedas podrían eliminar la brutal intermediación y proporcionar un sistema más justo para todos.
La relación unilateral está siendo cada vez más criticada, con tasas de interés cayendo tan bajo como 0.5%, ante la pérdida de dinero de sus ahorros. Esto porque quienes ahorran y tienen algún conocimiento en tecnología, están explorando inversiones alternativas, y la apuesta por DeFi (finanzas descentralizadas) está ganando popularidad.
Pues hay que decirlo; aquellos que investigan descubren que las apuestas de DeFi ofrecen rendimientos mucho mejores y un flujo de ingresos pasivos. Esto ha despertado un nuevo movimiento de inversores y desarrolladores apasionados por hacer avanzar las DeFi y las criptomonedas; los cuales nunca volverán a una cuenta de ahorro tradicional del 0,5% de rentabilidad. Ante los ojos de todos, esperaremos a ver como las DeFi, están consumiendo las finanzas tradicionales, un bocado a la vez.
Ya había hablado en un post anterior sobre tokens no fungibles… esto apenas empieza a ganar fuerza y cada vez será más notorio.
Inicialmente, podemos esperar que los mercados emergentes y los países de bajos ingresos impulsen estos cambios tan necesarios, al quedar excluidos de las finanzas tradicionales o de las imposiciones de bancos mundiales y regionales. No crean que esto no está pasando ahora, sino me creen volteen su mirada a economías bloqueadas por grandes potencias, como el caso de Cuba, Corea del Norte, China, Nicaragua, entre otras.
Aquí la meta es reemplazar un panorama financiero fragmentado, con algo más integrado que elimine la brecha digital y que proporcione a los usuarios el mismo tipo de anonimato que el efectivo, en economías en que las cargas tributarias y aranceles son asfixiantes y no se retribuyen en bienestar común para los ciudadanos.
El caso de Costa Rica es un buen ejemplo: Con una tasa impositiva de impuestos de más del 60%. Es decir; de cada 100 colones que ganas, solo te quedan 40 colones, porque los otros 60 colones te los arrebata el Estado, el cual no es un buen administrador, sino que es despilfarrador, está lleno de negocios debajo de la mesa y “aparentes” corruptelas, sin que como ciudadanos veamos mejora en calidad de vida, obra pública o eficiencia en los servicios estatales.
Claro entonces que podemos esperar muchos debates en el camino, sobre las diferencias entre privacidad y anonimato. Pero no se equivoquen, serán las monedas digitales, NFT y DeFi las que seguirán dominando las conversaciones en un panorama financiero en continua evolución. Lo aceptemos o no, la banca tradicional y la centralización verán su apocalipsis más temprano que tarde.
Ya vemos a empresas como VISA y MasterCard entrando al baile. VISA, por ejemplo, público en su cuenta de Twitter hace poco que “Durante los últimos 60 años, Visa ha creado una colección de artefactos comerciales históricos, desde las primeras tarjetas de crédito en papel hasta la máquina zip-zap. Hoy, al entrar en una nueva era de comercio NFT” , mientras Mastercard lanza un nuevo programa de cadena de bloques y criptomonedas llamado Start Path para emprendedores.
Con 1700 millones de ciudadanos del mundo sin acceso a una cuenta bancaria y casi mil millones de mujeres sin acceso a ningún servicio financiero, tal vez sea hora de un enfoque diferente.
El COVID ya ha sido acusado de matar el efectivo –bueno o malo quien sabe-, y muchos consumidores se han visto obligados a reemplazar billetes y monedas por pagos en línea, a medida que la comodidad sin contacto se convierte en la norma; asunto que tiene con una amplia sonrisa a los grandes consolidados, los gobiernos y a la banca tradicional. Esto por simples razones: más control, más impuestos, más intermediación, más ganancias.
Por otro lado, cuando los profesionales que trabajan en el extranjero intentan enviar dinero en efectivo a sus familias, se encuentran rápidamente con tarifas de intermediación financiera de hasta el 25%.
Un gran ejemplo es la criptoempresa Luno, con sede en el Reino Unido, la cual informó recientemente que 4,7 millones de sus 7 millones de clientes se encuentran fuera de Europa (inmigrantes que envían remesas a sus lugares de origen).
En nuestra región, si a un trabajador inmigrante en los EEUU, recibiera su salario en una billetera digital, que a su vez le permitiera enviar dinero de inmediato a familiares en América Central, por solo porcentaje mínimo, haría una gran diferencia.
A medida que los usuarios exploran nuevas soluciones digitales, el Banco Mundial predice la disminución de las remesas tradicionales. Sumado, el Banco Mundial estima que, en conjunto, historias como esta podrían generar un impulso de 16000 millones de dólares a las remesas enviadas a países de bajos ingresos lo que nivelaría brechas sociales y haría una más equitativa distribución de la riqueza, logrando impactar socialmente en la calidad de vida, disminuyendo los muchos y conocidos problemas sociales atribuidos al desempleo y la pobreza.
Una carrera de divisas electrónicas se está acumulando en todo el mundo, en las que se están comenzando a explorar cómo podría ser un dólar, un yuan o un euro digital a medida que los pagos electrónicos y las criptomonedas continúan ganando popularidad. No obstante; faltan algunos años para ver la introducción de monedas nacionales digitales y podemos esperar que complementen el efectivo en lugar de reemplazarlo.
Lo cierto en cierre es que, estamos atestiguando el auge y establecimiento de criptomonedas, DeFi y NFT, en un mundo futuro de dinero electrónico en busca de mayor equidad, mejor distribución de la riqueza y menos abuso e imposición de tasas de intermediación y cargas tributarias.