Neuralink y transhumanismo.
Neuralink trata del desarrollo de una interfaz cerebro-computadora pionera conocida como “The Link”. Un chip implantable que se colocaría quirúrgicamente dentro del cerebro, debajo del cráneo, actuando como un conducto entre la mente humana y los dispositivos digitales. El implante cerebral del tamaño de una moneda actúa como una interfaz entre el cerebro humano y una computadora.
Se conecta al cerebro a través de una red de hilos ultrafinos que se distribuyen en diferentes regiones del cerebro, principalmente aquellas que controlan las habilidades motoras. Estos hilos llevan 3000 electrodos unidos a hilos flexibles, más delgados que un cabello humano, capaces de monitorear la actividad de 1000 neuronas. Los hilos se tejen meticulosamente en el cerebro mediante un dispositivo que recuerda a una máquina de coser, solo que significativamente más avanzado y especializado.
Su sensibilidad y delicadeza son tales que para su precisa instalación se necesita un robot neuroquirúrgico especializado desarrollado por Neuralink. Este dispositivo robótico realiza quirúrgicamente una pequeña incisión en el cráneo, implanta los hilos ultrafinos en áreas predeterminadas del cerebro y luego sella hábilmente la incisión, dejando solo una cicatriz como evidencia de su trabajo.
El cerebro humano es una red de células únicas conocidas como neuronas, que generan y transmiten señales a otras células del cuerpo, abarcando nuestros músculos y nervios. Los electrodos de Neuralink, integrados intrincadamente en estos hilos, pueden descifrar estas señales neuronales, que se convierten en comandos de control motor. Estos comandos pueden interactuar con dispositivos digitales externos, como computadoras o teléfonos inteligentes, o potencialmente iniciar funciones corporales como el movimiento muscular voluntario.
La tecnología de Neuralink cierra la brecha entre el cerebro y las computadoras mediante la codificación y decodificación de señales neuronales, lo que facilita la comunicación con el mundo digital exterior. Según Elon Musk, todo el procedimiento tomaría aproximadamente media hora, no necesitaría anestesia general y permitiría que los pacientes fueran dados de alta el mismo día. El sistema de Neuralink representa un salto significativo en la neurotecnología.
Para carga, se propone un cargador inductivo externo para permitir el reabastecimiento inalámbrico de la batería del implante, proporcionando una interfaz fluida y mínimamente invasiva entre el cerebro humano y el mundo digital.
Hay muchas posibilidades únicas que Neuralink podría desbloquear. Por ejemplo, la idea de que un individuo paralítico recupere su capacidad de interactuar con el mundo es inspiradora. La capacidad de conectarnos con nuestro entorno a través de una interfaz directa con nuestro campo visual podría revolucionar nuestra experiencia del mundo.
En un año dominado por la IA generativa, se le puede perdonar que se pregunte cómo se sentiría tener una segunda voz interna como ChatGPT u otras IA, comunicándose directamente con su mente. Es decir, la fusión de la IA con Neuralink tiene el potencial de lanzarnos a una era de innovación sin precedentes.
Así como la IA ha revolucionado la interacción hombre-máquina a través de una interfaz de lenguaje natural, Neuralink podría forjar un avance de la IA que nos permita comunicarnos con máquinas utilizando nuestras señales cerebrales. Aquí es donde los algoritmos de procesamiento de enlaces neuronales (NLP) esperan transcribir nuestros pensamientos y patrones de activación neuronal en interacciones y comandos significativos.
El advenimiento de Neuralink es tan significativo como cuando OpenAI presentó ChatGPT al mundo. Aquellos que lo adoptaron temprano han sido testigos de su potencial transformador en el entretenimiento y las operaciones comerciales cotidianas.
Ahora bien, mientras nos movemos en el vértice de la era de la IA del cerebro, la pregunta es ¿estamos listos para salvar sin problemas la brecha entre nuestras mentes y la IA? Pero sin caminar sonámbulo en un territorio espeluznante. En este vértice aparece algo que no es nuevo del todo en el imaginario global: el auge del transhumanismo.
Visto así, Neuralink representa el concepto más amplio de transhumanismo. No obstante; algunos lo ven como una amenaza para la identidad y la autonomía humanas.
Un futuro transhumanista en el que las capacidades humanas puedan mejorarse o alterarse significativamente a través de la tecnología para convertir a unos pocos privilegiados en ilimitados, alimentará el miedo subyacente de que podemos perder nuestros rasgos humanos esenciales.
Surgen teorías de que, si nuestros cerebros están conectados a computadoras, podría proporcionar a corporaciones, gobiernos o piratas informáticos acceso a nuestros pensamientos y experiencias más íntimos. El temor es que esto también podría conducir a niveles sin precedentes de vigilancia, manipulación y control. Algo que no es ajeno hoy a través de técnicas y herramientas tecnológicas.
Sumarle que, el espectro de la desigualdad es otra preocupación, pues las mejoras neuronales pueden ser costosas y, por lo tanto, solo están disponibles para los acaudalados, lo que lleva a una división social entre quienes pueden pagar estas mejoras y quienes no pueden.
Esto podría resultar en una nueva forma de desigualdad, donde los individuos ‘mejorados’ tienen ventajas significativas sobre los ‘no mejorados’ en capacidad cognitiva, salud y esperanza de vida. El temor es que esto podría crear una clase de élite tecnológica con un gran poder y privilegios, exacerbando las divisiones sociales y económicas y posiblemente conduciendo a un conflicto social.
Existe también el temor de consecuencias imprevistas asociadas con la manipulación del cerebro humano. Conectar la tecnología emergente a un órgano increíblemente complejo que aún no entendemos completamente, es una receta para el desastre. Incluso con las mejores intenciones, alterar la función cerebral podría provocar efectos secundarios inesperados, como cambios en la personalidad, el estado de ánimo o la memoria.
También existen preocupaciones sustanciales con respecto a la seguridad física a largo plazo de estos implantes. Antes de considerar los ensayos en humanos, es imperativo investigar a fondo otros problemas, como la migración potencial de las baterías de litio y los cables de implante dentro del cerebro. También está la cuestión de qué sucede si la tecnología falla. Estos temores se magnifican aún más por la velocidad a la que se desarrollan estas tecnologías, superando nuestra capacidad para comprenderlas y regularlas por completo.
Preocupa el potencial de mal uso de tales tecnologías transformadoras, debido a que los implantes neurales pueden interactuar directamente con nuestro cerebro, manipulando potencialmente nuestros pensamientos, emociones y percepciones. Este poder podría usarse para revolucionar los tratamientos para afecciones neurológicas debilitantes, pero en las manos equivocadas, podría usarse indebidamente para fines nefastos.
No son preocupaciones minúsculas, por lo que garantizar que el uso de implantes neurales esté estrictamente regulado y sea ético no solo es importante; es crucial. Exige legislación integral, supervisión estricta y un debate ético continuo.
El viaje que encaramos promete avances y posibilidades sin precedentes, mientras navegamos por un territorio desconocido en el que debemos equilibrar el progreso tecnológico con la responsabilidad moral, ética y profesional.
No se esconde que, de ser viable con el menor riesgo posible, el acceso humano a la inteligencia informática en tiempo real será increíblemente atractivo para los atletas de élite, expertos y para cualquier persona que quiera obtener una ventaja competitiva sobre un individuo o un sector de la sociedad; sin embargo, también abre otra serie de problemas.
Hemos aprendido a equilibrar el progreso con las consideraciones éticas, asegurando que todas las investigaciones cumplan con los estándares más estrictos integralmente. El costo de la innovación nunca debe ser mayor que nuestra responsabilidad hacia el tratamiento ético de los seres vivos, incluso cuando exploramos las fronteras del conocimiento.
Considero que debemos recorrer este camino con un profundo sentido de responsabilidad y precaución, aprovechando las oportunidades que presenta y, lo que es más importante, manejando sus desafíos, los cuales podrían ser innumerables.
Fuente Primaria: Sitio de Neuralink,
Fuente secundaria: Artículo publicado por Neil C. Hughes.